Durante su carrera, la actriz francesa trabajó al lado de grandes directores como Bernardo Bertolucci y Robert Altman.
Por John Leicester y Jake Coyle
PARÍS (AP).- Anouk Aimée, la radiante estrella francesa y belleza de ojos oscuros de películas clásicas como La Dolce Vita de Federico Fellini y Un homme et une femme (Un hombre y una mujer) de Claude Lelouch, falleció. Tenía 92 años.
El agente de Aimée, Sébastien Perrolat, dijo en un mensaje de texto a The Associated Press que Aimée murió el martes por la mañana “rodeada de sus seres queridos”. No reveló la causa de su muerte.
“Estuve a su lado cuando murió esta mañana, en su casa en París”, escribió la hija de Aimée, Manuela Papatakis, en Instagram.
Aimée trabajó con una serie de directores aclamados, como Jacques Demy, Bernardo Bertolucci, Jacques Becker, Robert Altman y Sidney Lumet. Probablemente, su película más famosa era Un homme et une femme de 1966, en la que interpreta a una viuda que conoce a un piloto de carreras viudo, encarnado por Jean-Louis Trintignant, en el internado donde estudian los hijos de ambos.
La película fue un enorme éxito, ganando la Palma de Oro en el Festival de Cine de Cannes. Aimée ganó un Globo de Oro por su actuación y fue nominada al Óscar. En los Premios de la Academia, el filme ganó por el guion de Lelouch y como mejor película en lengua extranjera.
La carrera de Aimée abarcó siete décadas, se reunió con Lelouch y Trintignant para Les plus belles années d’une vie (Los años más bellos de una vida) de 2019, y durante ese tiempo siguió siendo una presencia única, elegante y enigmática. Actuó en La Dolce Vita (1960) de Fellini como la seductora socialité Maddalena y nuevamente en 8 1/2 (1963) del director como la esposa separada del cineasta interpretado por Marcello Mastroianni.
Fellini dijo una vez que Aimée “representa el tipo de mujer que te deja nervioso y confundido, hasta la muerte”. Dijo que pertenecía al panteón de las “grandes y misteriosas reinas” del cine, comparándola con Greta Garbo, Marlene Dietrich y Joan Crawford.
“Una película siempre es mucho más rica cuando los actores tienen la confianza de no explicar, sino de hacer; cuando se sienten lo suficientemente seguros como para dejar las cosas abiertas”, dijo Aimée a The Guardian en 2007.
Su nombre de pila era Nicole Françoise Florence Dreyfus, nació el 27 de abril de 1932, de padres actores Henri Dreyfus (que actuó bajo el nombre de Henry Murray) y Genevieve Sorya. A los 13 años, Aimée caminaba por una calle de París cuando el director Henri Calef la detuvo y le preguntó si le gustaría hacer una película. Aimée dijo más tarde que se dirigía a ver Double Indemnity (Perdición) con su madre.
Aimée tomó el nombre de su personaje, Anouk, de su primera película: La maison sous la mer de Calef. “Aimée”, la palabra francesa que significa “amada”, proviene del poeta Jacques Prévert, quien coescribió su primer papel protagónico en Les amants de Vérone (Los amantes de Verona) de 1951, un Romeo y Julieta moderno.
Después de La Dolce Vita, Aimée protagonizó Lola (1961) de Jacques Demy, una telenovela de la Nueva Ola sobre una artista de cabaret con una serie de amantes. Lola, la primera película de Demy, fue menos apreciada en ese momento, pero ahora se considera una destacada del cine francés de la Nueva Ola. Ocho años más tarde, Aimée repitió el papel en Model Shop, ambientada en Los Ángeles, interpretando a una mujer que trabaja en un estudio fotográfico.
Aimée se casó y divorció cuatro veces. Sus tres primeros matrimonios —con Edouad Zimmermann, el cineasta Nikos Papatakis, el actor y compositor Pierre Barouh— no duraron cuatro años. Su mayor relación fue con el actor británico Albert Finney, con quien estuvo casada de 1970 a 1978.
Aunque Aimée tuvo roces con Hollywood, incluyendo The Appointment (Una cita) de Lumet y Prêt-à-Porter de Altman, siguió siendo en gran medida una actriz de cine europea. Entre los papeles que rechazó estaba el de Vicki Anderson en The Thomas Crown Affair (El caso Thomas Crown), el papel que finalmente fue para Faye Dunaway, quien actuó junto a Steve McQueen.
Pero Aimée siguió siendo una leyenda en Francia. Ganó el premio a la mejor actriz en Cannes por la comedia negra de 1980 Salto nel vuoto (Salto en el vacío). En 2002, recibió un premio a la trayectoria en los César, el equivalente francés a los Oscar. El martes, la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, en un comunicado, la calificó como “el símbolo de la elegancia, el talento y el compromiso”.
“El secreto, fue Fellini quien me enseñó esto, es que lo más importante de todo es escuchar”, dijo Aimée a The Guardian sobre la actuación. “Solo escucha lo que dicen los otros personajes. Y no te lo tomes demasiado en serio. Así que no me arrepiento”.